Friday, December 1, 2017

El Juanín

MIGUEL SÁNCHEZ-OSTIZ

El Juanín, Juan Fernández Bedoya, el último guerrillero, leo estos días, abatido, según algunas versiones, en una emboscada y por denuncia en 1957. Es su centenario. El suyo es un nombre que me ha repicado toda la vida. Incluso invocaban, ya muy ancianos, su nombre cuando ya hacía mucho había muerto, como si fuera a aparecerse en la noche, en el cementerio, en el fondo ahumado de la iglesuca, un santo, un demonio. Vivía mi bisabuelo Rafael, en un pueblo de la montaña de Santander. Podría ser el año 1954. No solamente hablaban con miedo de los lobos, las fosas de la FAI, las nevadas pavorosas que les dejaban aislados, en otro mundo, sino también del Juanín, del que contaban y no paraban, de sus golpes y hazañas, y de la cacería que tenían montada tras él. Admiración y odio a partes iguales. ¿Cómo puedes acordarte? Pues me acuerdo. Me acuerdo de que andábamos perdidos, de noche, en medio del monte, y de cómo miraban el mapa Michelin a la luz de una lamparilla de la guantera temiendo que aparecieran los guerrilleros. Eso es todo. Lo conté en algún lugar, un viaje hasta aquel lugar por carreteras de tierra en un Peugeot 203 (el que en nuestro pueblo llamaban «el haiga Tximonko»).

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De VIVIRDEBUENAGANA (blog del autor), 25/11/2017

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