Saturday, July 1, 2017

¿Mare nostrum?

MAURIZIO BAGATIN

“El hombre no teje la trama de la vida: él es solo un hilo; lo que hace con la trama se lo hace a sí mismo” (Pensamiento atribuido a un jefe indígena de los tobas del Chaco)

Una No man’s sea de apocalipsis, un mar de sangre sin fin: ya no existe la excepción en lo trágico, trágico hasta la adicción, del día a día que vive hoy este Internum Mare que lo romanos bautizaron así: en condición de posesión. Ya antes muchos habían orinado y defecado en él, y después lo siguieron haciendo: Ulises y Pitágoras, Saladino y Cervantes, Marco Polo y Garibaldi.  

Mi padre, saliendo de Nápoles con el 8º regimiento de Bersaglieri destinados en Libia, al recibir la bienvenida de parte de los ingleses en la costa de Tobruk, logró salvarse la vida y, sin ser un buen nadador, salvar la de un oficial de su mismo regimiento; al tocar tierra una nueva fiesta habían organizado los mismos ingleses y allí, herido por una esquirla de una bomba, fueron los alemanes a salvarle la vida, llevándolo a un hospital de campo y luego embarcarlo hacia Bari. Sangre y aún sangre, un mar que en su líquido solo puede contener, como comprueba la ciencia, 4 gramos de sal por litro y 84 elementos, exactamente en la misma proporción que nuestra sangre: tal vez ahí se originó todo. ¿Esta es la esencia de lo biológico y de lo histórico? Claudio Magris la describió como una de las más grandes miserias de la condición humana, citando un paso de una novela de Bernanos: "Tenemos que seguir viviendo y esto es lo más horrible"; ya no es una guerra, ya no es una masacre, es la disolución de lo humano, es la humanidad que pierde. Es Géricault de La balsa de la Medusa, la imagen de la hecatombe; son las fotos de Sebastiao Salgado, el horror humano; es el Giovanni Verga de Los Malavoglia, los vencidos…                                                                                                                                                      
Una tenue y violenta poesía, unas imágenes que reinstauran una humanidad que puede ganar, dar vida a lo humano, al hombre: el documental que vi ayer, Fuocoammare de Gianfranco Rosi es eso, más fuerte que toda desesperación, más cerca y más profundo de toda raíz… para que no sea un simple mantenerse en movimiento, seguir reproduciéndonos, meando y cagando, continuar comiendo el planeta en que vivimos; mantenerse en movimiento, solos, junto a las familias y las tribus, en naciones e incluso especies enteras, y para que no sea el único argumento que tenemos para contrastar la entropía.

Junio 2017

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Fotografía: RTVE

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