Sunday, January 22, 2017

Primeras exploraciones españolas en el Golfo de Guinea

FRANCESC SÁNCHEZ

La exploración y conquista africana por parte de los europeos, que se oficializó a gran escala tras la Conferencia de Berlín entre 1884 y 1885, no fue ajena a los españoles. Un siglo antes de ese gran encuentro de rapiña internacional los españoles quisieron controlar directamente la trata de esclavos africanos hacía las plantaciones de las colonias americanas. El intercambio con los portugueses de las islas del Golfo de Guinea −siendo Fernando Poo la más importante− por unas posesiones americanas querrá cumplir esta función. Estas líneas que vienen a continuación dejan constancia de los primeros viajes exploratorios españoles en estos territorios insulares, que con el transcurrir del tiempo y toda una serie de exploraciones más en tierra firme, en el territorio que se conocía como El Muni, formarán la Guinea Española.

Los primeros europeos que llegaron a Fernando Poo fueron los portugueses en el año 1492 bautizando originariamente la isla con el nombre de Isla Formosa. Su función fue la de un asentamiento comercial, principalmente para la trata de esclavos. El tratado de Tordesillas del año 1497 dividió el mundo entre dos esferas de influencia, y por lo tanto susceptibles de ser conquistadas, una para los españoles y otra para los portugueses: mientras la monarquía española obtenía prácticamente todo el continente americano (aún Pedro Álvares Cabral no había descubierto el territorio que más tarde se conocerá como el Brasil), los portugueses obtenían derechos para todo el continente africano. Esta situación cambia substancialmente por los tratados de San Ildefonso de 1777 y el tratado del Pardo de 1778, que ratifica el anterior, por los que los españoles ceden a Portugal los territorios sudamericanos de la colonia de Sacramento y la isla de Santa Catalina, obteniendo a cambio derechos sobre los territorios insulares del Golfo de Guinea entre los que se encuentran las islas de Fernando Poo y Annobón. Por el tratado de San Ildefonso se permite a los españoles tanto negociar con los comerciantes portugueses en la costa africana desde Cabo Formoso hasta los puertos del río Gabón, como buscar avituallamiento y cobijo en Sao Tomé y Príncipe. La intención de España era entrar en el lucrativo negocio de la trata de esclavos.

España de esta forma ahora tenía la posibilidad de conseguir directamente esclavos africanos para las plantaciones de sus colonias americanas. Bajo este presupuesto se realiza en el mes de abril de 1778 la primera expedición española desde Montevideo, formada por dos fragatas y el paquebote Santiago, comandada por el aristócrata Conde de Argelejo y el teniente de artillería Joaquín Primo de Rivera, e integrada por carpinteros, herreros, operarios, soldados y un ingeniero, que pretende establecer una factoría en una de las islas adquiridas y realizar un estudio de las posibilidades. Esta primera expedición del Conde de Argelejo se convierte en un auténtico fracaso desde el principio. El comandante Argelejo nunca llegará a su destino enfermando y muriendo durante la travesía, teniendo que tomar el mando Joaquín Primo de Rivera, el que no conseguirá el objetivo de la misión por la aparición de las enfermedades entre los miembros de la tripulación, los que mueren por decenas, y la irrupción de un motín liderado por el sargento Jerónimo Martín, en el que apresan al comandante. Los amotinados deciden ir a la isla de Santo Tomé donde liberan a Joaquín Primo de Rivera y acto seguido son detenidos. La flota vuelve a Montevideo en el mes de febrero de 1783, de los 547 miembros de la expedición solo consiguen llegar 110.

Mientras los españoles parece que se han olvidado de sus posesiones en el Golfo de Guinea hacen acto de presencia los británicos queriendo convertir la isla de Fernando Poo, después de haberse aprobado la Abolition of Slave Act, en una base de operaciones y un tribunal en su cruzada contra la trata de esclavos. El esclavismo, del que los europeos se habían servido hasta hacía bien poco a través de la trata y la incitación a la captura de «seres humanos sin alma» a los débiles estados africanos, desde su abolición en Gran Bretaña en 1807, en Francia en 1848 y en los Estados Unidos tras la guerra de Secesión entre los años 1861 y 1865, será denunciado y perseguido por los británicos siendo una de las argumentaciones a la luz del día para empezar la conquista del continente. En consonancia con esto los británicos en 1827 envían desde Sierra Leona la fragata Eden al mando del capitán William Francis Owen con el propósito de establecer una colonia en la isla. En este primer asentamiento que los británicos bautizan con el nombre de Clarence se establecen militares, artesanos de Plymouth, y trabajadores de Sierra Leona, conocidos por el sobrenombre de krumanes. Este será el núcleo original de los fernandinos que durante la posterior colonización y prácticamente hasta nuestros días conforman una clase social aparte y privilegiada que mantendrá su propia religión protestante en su derivación anabaptista e importantes posesiones. Esta población en Clarence se va incrementando con esclavos liberados hasta llegar al millar de personas pero hacía 1830 la aparición de enfermedades y la falta de víveres la empieza a diezmar. Estas dificultades hacen replantearse a los británicos su presencia en la isla pero no solo no desisten si no que la quieren oficializar con una oferta de compra a España en el año 1841 por 60.000 libras. El gobierno español que recae en la regencia del general liberal Baldomero Espartero acepta la oferta pero una campaña patriótica emprendida por la prensa que alienta a la población, en un contexto de pérdida de todo el imperio americano frente a las élites criollas desde principios de siglo, lleva a los diputados de las Cortes a oponerse al plan, y a volver a pensar en una nueva ocupación de las islas más organizada con nuevas expediciones.

Juan José de Lerema es el encargado de comandar la primera expedición hacía las profundidades el Golfo de Guinea. El bergantín Nervión, con 75 hombres, parte en el mes de diciembre de 1842 hacia Fernando Poo, las pequeñas islas de Elobey y Annobón. A resultas de esta expedición de Lerema el asentamiento de Clarence pasa a llamarse Santa Isabel y su gobernador es cambiado por uno cercano a los intereses españoles. Lerema entonces se dirige al sur, primero hacia Annobón donde descubre para su consternación −como nos comenta Miguel Gutiérrez Gartiano− que los indígenas creen estar bajo soberanía portuguesa, y después desembarca en Cabo San Juan, y se acerca a la isla de Corisco, donde consigue actas de nacionalidad entre los indígenas, y nombra al rey benga Boncoro como gobernador de la región, ordenándole cobrar tributos a todo barco extranjero. Guillermo de Aragón, cónsul español en Sierra Leona, lidera una nueva expedición entre 1844 y 1845, al mando de la fragata Venus, consiguiendo ratificar las actas de nacionalidad entre los indígenas, y generando buenas expectativas a través de sus informes. Carlos Chacón y Michelena parte de Cádiz en octubre de 1854 comandando una flota, constituida por el vapor Vasco Núñez de Balboa, el bergantín Gravina, la goleta Cartagena, y la urca Santa María, convirtiéndose en el primer gobernador español de Fernando Poo. Entre sus primeras medidas, asistido por una grupo de jesuitas al mando de José Irisarri, están las de derivar cualquier culto no católico a la esfera privada en una clara cruzada contra el poder de los anabaptistas. Chacón entonces se dirigió al sur, hacía la bahía de Corisco, donde ratificó nuevamente las cartas de nacionalidad, ésta vez en los reyezuelos Munga y Boncoro II.

En el mes de septiembre de 1861 el reconocido explorador Richard Francis Burton llega a Fernando Poo como cónsul de la Gran Bretaña. Su estancia en una isla en la que enferman y mueren muchos de los colonos es discontinua porque aprovecha para visitar todos los territorios del Golfo de Guinea como son Dahomey, Benín y Costa de Oro. El 16 de diciembre de 1875 parte de Vitoria hacia el Golfo de Guinea el joven Manuel Iradier con su mujer y su cuñada, el objetivo es explorar el territorio continental conocido como Río Muni (el río peligro), pero esto ya forma parte de otra historia.

Bibliografía
– Castro, Mariano de y Ndongo Bidyogo, Donato (1998) España en Guinea: construcción del desencuentro: 1778-1968. Sequitur. Madrid.
– Gutiérrez Garitano, Miguel (2011) La aventura del Muni. Ikusager. Colección Correría. Vitoria.
– Gutiérrez Garitano, Miguel (2011) Apuntes de la Guinea. Vida, obra y memoria de Manuel Iradier y Bulfi. Ikusager. Colección Correría. Vitoria.
– Ndongo Bidyogo, Donato (1977) Historia y tragedia de Guinea Ecuatorial.
Cambio 16. Temas Cambio 16. Madrid.

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De EL INCONFORMISTA DIGITAL, Barcelona, 28/09/2014

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