Sunday, October 9, 2016

LOS CUADERNOS DEL HAFA, de Pablo Cerezal

ISMAEL CRUCETA

El Café Hafa, de Tánger, es el punto de partida y de encuentro en este regalo a Marruecos, donde el autor Pablo Cerezal nos da la oportunidad de conocer sus calles laberínticas, alejadas de los circuitos turísticos, donde, ni todo es luz, ni todo es sombra. Los cuadernos del Hafa son las anotaciones que el protagonista va haciendo de su viaje, de su encuentro con Munir en un vagón de primera. Son las sensaciones calientes de un amor fugaz plasmadas en un papel, que ha de estar sucio por el trayecto, ajado incluso, arrugado y, sobre todo, profundamente vivo, como el personaje de Aanisa. Y Los cuadernos del Hafa, ahora sí, en cursiva, es también el recorrido por la ciudad de Tánger del escritor William Burroughs, que será simplemente Bill para el lector; de Jane Bowles, del Rolling Brian Jones (Jonesy) o de Brion Gysin, entre otros. El autor da voz a estos personajes, rebuscando entre sus pasiones, sus obsesiones, sus adicciones. 

Desde la primera página, que es la 52 de ese cuaderno que va escribiendo el protagonista, el autor parece retar a un lector al que se le dilatan las pupilas de asombro. ¿Qué es esto?, pensarán aquellos más cuadriculados. Porque para leer a Cerezal hay que despojarse de las vestiduras de occidente que aprietan tanto, hay que sacarse las normas establecidas de la cabeza y dejarse llevar por el caos maravilloso de un país tan fascinante como Marruecos, nuestros vecinos del sur.

Un estilo que baila entre el lirismo y la suciedad de las palabras, entre la belleza y lo más horrendo que nace del alma humana. Un juego en el que los personajes y las palabras se va cruzando, aquí y allá, atrás, adelante, rodeándote y presionando más y más hasta el límite. Un juego, también, el estilo del autor, perfectamente diseñado, que pone y quita comas o puntos a su antojo, que deja las frases a medias, suspendidas en el aire, flotando al borde del abismo, como el polen marroquí. 

Me ha gustado. Porque es un placer leer con los ojos abiertos todo lo que Cerezal va diciendo y callando entre las páginas para construir finalmente tu propio prisma de una verdad subjetiva. Los cuadernos del Hafa es como un gusano que se mete por la sangre y quieres llegar antes que él al corazón, no vaya a ser que te lo rompa, o te lo pudra. Eso sí, he echado en falta una sacudida de ese corazón, porque le gané la batalla al gusano amenazador y mi corazón se quedó intacto, en su sitio, no se marchó volando por la ventana ni se resquebrajó, y las lágrimas no brotaron nunca, y la angustia no lo envolvió todo, porque estamos una obra tan perfecta que se le ha escapado una pequeña vibración sobrecogedora, fuera ésta la que fuera.  

Una novela para leer en alta voz, para saborear sus párrafos de adjetivación exacerbada en un equilibrio virtuoso. La realidad no es la que vemos, sino la que inventamos, dice Munir, mi personaje favorito de la novela junto con Burroughs y Aanisa, y posiblemente esa frase entrañe todo lo que es Los cuadernos del HafaUna novela valiente, minuciosa y onírica. 

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De CAJÓN DE HISTORIAS (blog de Ismael Cruceta), 09/10/2013

Fotografía: Ligia Ferragutti


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