Saturday, March 21, 2015

Augusto Cruz: Londres después de medianoche

 por Juan G. B.

Idioma: español
Año de publicación: 2012
Valoración: muy recomendable

Los aficionados a la Historia del cine -y al programa Cuarto Milenio- posiblemente hayan oído hablar de la película London after midnight (también conocida como The Hypnotist El hipnotista, en español), dirigida en 1927 por el inquietante Tod Browning y protagonizada por el no menos inquietante Lon Chaney "el hombre de las mil caras". Este filme se considera la primera película americana de vampiros y además de ser, presuntamente, una película maldita. Escribo "maldita" no en el sentido de "película de culto", puesto que nadie, que se sepa, la ha vuelto a ver desde hace casi 50 años, por lo menos: Londres después de medianoche -la llamaremos así- es también quizás la película desaparecida más célebre de la Hª del cine: la última copia conocida desapareció en el incendio de la bóveda 7 del almacén de la MGM en 1967. Con maldita me refiero a que, al parecer, la desgracia parece cebarse en quien haya tenido relación con el filme: empezando por Lon Chaney, que murió poco después de interpretarlo. Además, en varios cines donde se estrenó, se produjeron incendios, llegando a haber varias víctimas y un tipo en Londres degolló a su novia y trató de matarse a sí mismo también, tras ver esta película. En su defensa, adujo que la figura  del Chaney vampiro se le había aparecido y le había impulsado a cometer el crimen (curiosamente, la iconografía vampírica ha sido fijada a partir de la imagen horripilante de Nosferatu, por una parte, o de la mucho más elegante encarnada por Bela Lugosi, es decir, la clásica del conde Drácula; pero ha dejado de lado esta imagen entre ominosa y sardónica que compuso Chaney... excepto, que yo recuerde, en el personaje interpretado por Stephen Rea en Entrevista con el vampiro, que recogía algo de su estética).

Augusto Cruz, quizás considerándose protegido por su apellido de  vampiros y otros seres tenebrosos (perdón por el chiste malo...), construye su novela alrededor,  justamente,  de la búsqueda de la legendaria película,  encargada por cuenta de un anciano coleccionista, Forrest Ackerman -personaje real, éste; el abuelo de todos los "frikis" de la ciencia ficción y las pelis de terror, por así decirlo-, que contrata a Mc Kenzie, un agente jubilado del FBI que al parecer, resolvió todos los casos que se le encomendaron -aunque no los que le atañen de forma más personal- y que además fue el último asistente del no menos legendario director de la agencia, Edgar Hoover. La historia, pues, exhala en buena medida el aroma de la novela negra norteamericana más clásica, sobre todo en la parte que se desarrolla en Los Angeles, que no deja de recordarnos incluso a las de Chandler... con sus personajes ya abocados a la senectud, eso sí.  Ahora bien, a partir de un determinado momento, los escenarios cambian y la novela se llena no sólo de referencias a las películas de terror -tenemos hasta alusiones más o menos veladas a La matanza de Texas y Tiburón-, sino también a toda la tradición fantástica occidental, incluyendo -o empezado por- la de los cuentos infantiles: en la narración encontramos desde un castillo encantado, con gigante y todo (e incluso frijoles mágicos), a bandidos, bosques laberínticos, cuevas del tesoro, duendes -chaneques mexicanos, para ser preciso-, momias y hasta un hombre invisible (o dos). Incluso una peculiar "hada madrina" en la figura de Hoover, que sobrevuela toda la novela como una especie de numen protector del protagonista.

Y desde luego,  encontramos fantasmas; fantasmas de todo tipo que no dejan de aparecer en el libro: en su más estricto sentido, pero también de forma figurada, como esos inmigranres irregulares que constituyen la maquinaria invisible de la opulencia norteamericana. Y, sobre todo, fantasmas que toman forma de recuerdo, porque buena parte de la novela la constituyen los recuerdos que se cuentan unos personajes a otros: ancianos amenazados por el alzheimer que se aferran a sus últimos recuerdos para evitar que se desvanezca su vida, mientras otros, en cambio, no pueden desprenderse de ellos para encontrar cierta paz. Personajes que buscan sacar a la luz una parte del pasado que hemos olvidado, mientras hay quien hace todo lo posible para que permanezca en la sombra. El tema central de la novela es, pues la memoria y su reverso, el olvido; ambos los escuderos de la vejez y de su inevitable compañera, la muerte, de cuyo lazo resulta imposible librarse, por más que se le intenten poner obstáculos o invocar añagazas como exhibir un viejo anillo de Boris Karloff o la búsqueda de un Grial inverosímil,  como sería una vieja pelicula de vampiros.

Supongo que se nota que la novela me ha gustado mucho. Espero que a quien siga mi recomendación y la lea, le ocurra lo mismo.

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De UN LIBRO AL DÍA, 13/03/2015

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