Friday, October 18, 2013

Páginas de mi diario


MANUEL VARGAS
1. Estoy leyendo algunos libros, tal como caen a mis manos. Seguramente estoy un poco deprimido, o pesimista, o me está dando una empachera de lecturas. Por ejemplo dije, a ver, veremos este libro así llamado Aurificios, de un joven paceño de Miraflores. Comienzo por acá, parece que está bien, pero estoy cansado, lo agarraré en un rato que esté mejor de salud, y con tiempo, porque parece un hueso duro de roer. No he dicho nada. De pronto me encuentro con una novela de René Bascopé Aspiazu, este amigo que se fue sin avisar, habiendo ganado un premio compartido con Ramón Rocha con su novela La tumba infecunda. La leí aquellos años, estaba buena, la gente siempre comentó bien de esta novela, aunque muchos siempre dicen: qué pena que se murió joven, hubiera dado que hablar y por ahí escribía la gran novela boliviana de fines del siglo XX. Qué manera de despachar las cosas. Pero bueno, aquí hay otra novela de él. que quién sabe nadie se acuerda: Los rostros de la oscuridad. Leerla treinta y tres y más años después de haberse publicado, es una interesante experiencia. Sigue con buena salud la novelita, es como leer cualquiera de sus buenos cuentos de conventillo. Me alegro de haberme topado con este libro. ¿Por qué no se volverá a editar? ¿Treinta años es mucho tiempo, o un buen periodo para el olvido?
2. Hemos festejado el Año Nuevo Aymara. Claro, para disimular, o para callar a los criticones del centralismo aymara, le han añadido el término Amazónico. Y ya no es Aymara sino Andino-Amazónico. Así se van conformando los mitos… o las mentiras. Dice que es el año cinco mil y tantos, por lo tanto, somos mucho más antiguos que los católicos. Historiadores abstenerse. Esta es una verdad que está mucho más allá de las simples mediciones racionalistas y razonables y lógicas occidentales. Cinco mil años y listo. ¿Cómo se los ha podido contar? Misterio. Como el misterio de la Santísima Trinidad. Por algo decía Borges: El concepto de Dios es la mayor cración de la literatura fantástica. Eso de los Cinco Mil Años también (pero segundas partes nunca fueron buenas). Mientras más antiguo e incomprensible e ilógico, mejor. Porque no estamos hablando de historia, ni siquiera de leyendas ni de cuentos: sino de fe. O crees o no crees. Pero a mí me gustan los cuentos bien contados.
3. Otro día y vuelvo a los libros. Hablaré mal de dos. Así como en el caso de Aurificios, que sigue pendiente en mi mesa, estaba curioso por saber de otra novela, porque no puedo hablar de memoria: Illimani púrpura, de otro joven escritor, con cuya primera novela tuve un mal encuentro. Es que no, pues, se llamaba Cuando Sara Chura despierte y muchos de los asiduos a la novela boliviana la conocen. No, pues. Don Jesús Urzagasti, que entre olorosos palosantos esté gozando, y también don Jaime Saenz, y hasta doña Blanca Wiethüchter (que gocen cada uno de acuerdo a sus propias inclinaciones) le han jugado una mala pasada a este joven, apellidado Piñeiro. Pasa que en estos últimos tiempos, ha ido surgiendo una especie de neorromanticismo andino (anterior al proceso de cambio) que es toda alabanza a no sé qué misterios, por ejemplo del paceño, de La Paz, de las montañas, de un pasado fantasmagórico que surge de la poesía del alcohol… Cosa que me llevó a la siguiente conclusión: Illimani púrpura es una mezcla de El Loco de Arturo Borda y Harry Potter. (Mal digeridos, como fueron mal digeridas las obras de Urzagasti y Saenz). Fantasías y fantasmas y situaciones predecibles, nombrecitos ajenos a la moda urbana actual, en fin. Y mucha gente está chochísima con esa novela, supongo, pues ya va más allá de la segunda edición, según dicen las tapas.
4. Pero me falta un libro más. Me puse a leer La inmortalidad de Milan Kundera. Este caballero ya nos está queriendo mamar. La broma era una novela con fuerza. La insoportable levedad del ser era un juego de artificios de un ñato inteligente. Pero esta última ya no me la trago. Me enferma la gente que se hace a la inteligente. ¿O es que simplemente ya me aburrí de todo? Un desconocido escritor peruano, moreno o mulato, autor del Canto de sirena, por algo decía que la primera novela light de estos tiempos era Lolita de Nabocov, y después las obras de Milan Kundera. ¡Vaya que sí! Y más copias y repeticiones uno ya no aguanta, ni en Francia ni en La Paz.
5. Mejor me paso a otros temas. El del transporte urbano de La Paz es inagotable. Voy a escribir siempre una novela sobre esta tortura  china. Podría organizarla por capítulos. Uno: los asientos como potros de tormento. Dos: los pasajeros y sus humores. Tres: las paradas más inverosímiles. Cuatro: los olores de dentro y de fuera. Cinco: las aventuras amorosas. Seis: los comodones. Siete: los renegones… Resumo un capítulo: Estaba viniendo de la zona Sur, en un minibus. Voy a bajar, maestrito. El aparato se detiene. No se puede abrir su puerta, maestrito. Con fuerza pues, señora. No se puede siempre. A ver, empuje, empuje, ayúdenle a ver. Pero nada. Entonces el maestrito se baja y desde fuera da un poderoso empujón y la puerta se abre. Sale el pasajero. Cierra el maestro la puerta y seguimos. Media cuadra más adelante una señora más viejita hace parar nuestro medio-medio de transporte. La viejita no puede abrir. Con fuerza pues, señora. No se puede siempre. Todos ayudan desde adentro, nada. Como ya estamos perjudicando el tráfico, vuelve a salir el chofer y soluciona el problema. Llegamos a la esquina, voy a bajar maestro. Ahora sí, señora, tiene que abrir con fuerza. Ay, maestro, no se puede. ¡Con fuerza! ¡Con fuerza! Todos miramos la impertérrita puerta que no se abre. Ay, qué macana, voy a hacer arreglar siempre hoy día. Tercera bajada del chofer. Luego seguimos adelante, ¡dos cuadras sin parar! Pero esta mañana parece que a todos los viejitos se les ha ocurrido subir a este cacharro. Suspenso. El minibus se detiene, el pasajero se acerca. ¡Empuje con fuerza, señor!, dice el chofer. ¡Con ñeq’e!, se acuerda alguien de la propaganda edil. No, la gente no está para reírse. A lo mucho se sonríe. Baje nomás, maestrito y abra la puerta… Querido diario, nada tengo que comentar.
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De laveridica.com, 10/2013

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