Thursday, June 27, 2013

Los hijos de Gengis Khan


VALERI POLIGAEV

Quedarse sin monedero y sin cámara de fotos en Kizil no es tan complicado: la capital de la República de Tuvá se parece a cualquier ciudad europea llena de inmigrantes y turistas. Sin embargo, en una comisaría de policía occidental difícilmente podrían encontrarse chamanes pasando tiempo en la cola leyendo el futuro con piedras.
En agosto hace calor y se siente la humedad incluso por las noches. Dentro de poco será el día Naadym: la fiesta de los ganaderos para la que Tuvá se prepara durante todo el año. De la 'Dungura', una organización religiosa de chamanes que está enfrente de la comisaría de policía, sale un joven chamán con una capa con lazos, un sombrero con plumas y unos vaqueros desgastados. Va salpicando leche por todas partes. En Kizil apenas quedan chamanes viejos, todos se han ido a los pueblos.
“¿En qué cree la gente en la actualidad? Creen en el dinero, en Dios, en monjes y en los chamanes, - dice uno de ellos mientras da una calada a su cigarrillo, - creen en todo menos en la Tierra. Nadie se acuerda de ella y, en realidad, es en ella en la que hay que creer, a la que hay que querer, sólo en la Tierra, la madre de la naturaleza. Mírala, es tan bonita...”
En el pequeño territorio de Tuvá, cálidos desiertos se combinan con sierras sin fin. Puede llegar a nevar en verano y sus lagos están llenos de peces. Aquí pastan camellos como si estuviesen en Arabia y renos como si se tratase del Extremo Norte.
Fuente: Andrei Shapran
La distancia en el mapa y en la realidad son dos cosas totalmente diferentes. Lo que en el mapa parece un pequeño territorio, en la realidad puede convertirse en toda una aventura: para cruzar esta república hay que pasar del camión a la barca, ir a caballo, pasear por el bosque, galopar por las vastas estepas y ascender a picos rocosos. Es quizás por eso por lo que los ríos de Tuvá estás repletos de preciosos peces y existen lagos únicos, vírgenes, en los que apenas puede verse la huella del hombre. 

Acontecimientos y fiestas

A finales de enero y principios de febrero tiene lugar el Shagaa, o año nuevo lunar. La tradición marca que se debe ordenar la casa y la fiesta no comienza por la noche, sino por la mañana con el primer rayo de sol. Se organizan bailes, juegos, deportes y lucha 'Juresh'.
En julio tiene lugar el Chadan, festival internacional de música en vivo y fe 'Ustuu-Juree'.
En agosto se celebra la fiesta tradicional de los ganaderos 'Naadym', acompañada por competiciones de saltos a caballo, tiro con arco y lucha 'Juresh'.
A la celebración de 'Naadyma' llegan a Tuvá visitantes de diferentes puntosdel planeta, aunque para esta república cualquier punto de población fuera de sus fronteras se considera lejano: Kizil es el centro geográfico de Asia.
Guerreros corpulentos y curtidos por el sol, con el vientre desnudo, hacen cola a la espera del 'devigui', una danza en honor al símbolo de la agilidad y la fuerza: el águila sagrada.
La tradición consiste en luchar con el vientre y el pecho descubiertos con la única condición de que las mujeres no pueden participar. Sombreros con puntas doradas, calzones de color celeste con piedrecitas blancas, toreras rojas y botas de piel: esa es la ropa tradicional que llevan los luchadores de Juresh y que han empezado a llamar 'Juresh wrestling', especialmente para los turistas.
Los extranjeros van a Tuvá para conocer la cultura de la zona: “Es el segundo año que vengo aquí – explica el francés Charles, - me gusta la cultura local: el canto de garganta, los budistas, los chamanes... Es como si fuese el Tíbet en Rusia y, de hecho, es algo totalmente único”. 
En esta república se dice que un auténtico tuvano debe saber luchar, montar a caballo y matar un cordero.  Para este pueblo el caballo es más que un medio de transporte, también es un animal valioso por su carne, su piel y su crin.
Los habitantes de Tuvá descansan, duermen, comen y viven a caballo: un nómada puede permanecer montado en su silla de sol a sol sin bajarse del caballo. Por cierto, la silla de montar no es un elemento fundamental, puede prescindirse de ella. Un caballo acompaña a su dueño desde que nace hasta su muerte para que tenga en qué ir en el otro mundo.
En la actualidad solo quedan unos 200.000 tuvanos. Los carteros locales, una de las figuras más respetadas en esta república, se ríen: “Dentro de poco los incluirán en la lista de especies en extinción y los llevarán a diferentes países para enseñarlos: ¡miren, los últimos tuvanos, una raza extraña! Prohibida su caza...”.
Este pueblo conserva sus tradiciones y sus creencias ancestrales. “El oso es pariente del ser humano y es capaz de sentir vergüenza. Las mujeres cuando se encuentran con él deben desnudarse para que éste se aleje de ellas a causa de la vergüenza que siente...”
Uno de los más importantes chamanes de la República de Tuvá es Mongush Kenin-Lopsan, poseedor del título de “Tesoro vivo de los chamanes” otorgado por el Fondo Americano de Investigación de los Chamanes.
Mongush es la viva encarnación de generaciones de chamanes siberianos que aprendieron a sobrevivir y a conservar sus tradiciones durante la Unión Soviética. El chamanismo y la época stalinista fueron una unión realmente sorprendente. Los chamanes se llamaban a sí mismos científicos y etnógrafos y llevaban a cabo diversos rituales para sí mismos, e 'imitaciones' de los rituales para el gobierno soviético.
“Cuando fui por primera vez a EE UU enseguida me ofrecieron quedarme en San Francisco. Allí hay muchas personas a las que les interesa el chamanismo. Tuvo lugar el congreso, vinieron unos 500 chinos. Me prometieron la nacionalidad estadounidense. Yo pensé: '¿esto cómo puede ser?', pero un amigo me explicó que si aceptaba, todo mis conocimientos y cultura pertenecerían a los EE UU. Y yo, tranquilo y educadamente la rechacé”, explica el Hombre del Siglo de la República Tuvá, Mongush Kenin-Lopsan en una recepción a la que cualquier persona puede tener acceso sin gran esfuerzo.
Al este de Kizlil, cerca de la frontera con la República de Altái,  en medio de la estepa puede verse una estatua que recibe el nombre de 'Gengis Khan'.
Se encuentra no muy lejos de la montaña de Bizhigtig-Jai desde hace más de 1.200 años. La escultura no tiene ninguna relación con el mítico guerrero, del mismo modo que tampoco la tiene el camino que va al valle de Chaa-Jolskoi y que recibe también el mismo nombre.
Pero los lugareños no lo tienen tan claro y creen que existe relación entre estos nombres y su legendario antepasado: el gran Gengis Khan.
Cómo llegar
En avión desde Moscú hasta Krasnoyarsk o Abakan. De allí cada día puede tomarse un autobús desde las plazas centrales. En verano, desde Abakan existe la posibilidad de viajar en un autocar turísticos. El viaje en autobús dura unas 12 horas.
Qué comer
En Kizil es posible comer bien en cualquier lugar. Los habitantes de Tuvá comen mucha carne por lo que los vegetarianos lo tienen difícil. Vale la pena probar el 'araka' o vodka de leche, que es una de la bebidas nacionales. Se trata de una bebida con un 20% de alcohol. También es conocido el Jan: tripas de oveja hervidas en una olla con cebolla. La bebida preferida de los lugareños es el té verde hervido en una olla en la que se añade sal y leche.
Dónde alojarse
En Kizil es mejor alojarse únicamente en los hoteles del centro. Los precios no son demasiado altos, rondan los 15 euros por persona.
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De RUSIA HOY, 09/11/2012

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