Friday, February 8, 2013

La Evita de Evo

Roberto Navia Gabriel

A solo días de que enero de 2006 terminara, cuando Evo Morales empezaba a gobernar Bolivia, ingresó a Palacio Quemado de La Paz una niña de 11 años con cuerpo de pajarito, piel morena y cabellos negros, agarrada de la mano de una persona mayor. Subió por las gradas históricas y se metió en los angostos pasillos sin ventilación de la casa de gobierno hasta encontrar a su padre que por aquellos días ya era la vedete política a escala mundial. El la esperaba con los brazos abiertos.


Eva Liz Morales Alvarado tiene el carácter fuerte y decidido y la misma nariz aguileña que su papá Evo Morales Ayma, sólo que más fina y con un toque joven de mujer que en septiembre cumplirá 19 años. Aunque no vive con él en la casa presidencial de San Jorge de La Paz, se ha convertido en su compañera de viajes y en Bolivia se la considera, dado que Evo no tiene esposa, extraoficialmente como la primera dama.
Evo y Eva en Chapare y en el desfile de la patria, Eva y Evo en el festejo oficial del Estado Plurinacional, ambos con Cristina Fernández y juntos también en Santiago de Chile, en la cumbre de la Celac de fines de enero. Ahí ella vistió un vestido blanco sobre la rodilla y con un escote que ayudó a que algunos medios la califiquen como la hija sexy del presidente indígena de Bolivia.
Pero para llegar a todo esto, antes pasaron muchas cosas. Por ejemplo, que Evo conoció en 1992 a la dirigente del movimiento político Eje Pachakuti, Francisca Alvarado Pinto.
Se conocieron en un curso de formación política que ella organizaba por todo el país para derrotar a la oligarquía boliviana. Se siguieron viendo en congresos y en citas sindicales. Un año después, en 1993, Francisca, que había cumplido 19, se fugó de su casa de Purgajta, un pueblito remoto del altiplano, porque no aceptaba la orden de sus padres de estudiar sólo hasta lo que en Bolivia es el equivalente al octavo básico. Ella quería más.
En algún momento su familia la llegó a desconocer, porque su hambre por salir de bachiller (lo consiguió en Oruro, en 1999) no eran compatibles con la cultura de que las hijas jovencitas, mientras no se casen, tenían que estar pendientes de los padres.
Así que ella se trasladó a Oruro, empezó a trabajar como reportera en una radio y a viajar por el país, lo que le permitió ver con frecuencia a su enamorado Evo, que la esperaba unas veces en el Chapare (Cochabamba) y otras en La Paz.
En 1994 quedó embarazada. Evo recibió la noticia con asombro un mes después. Eva Liz Morales Alvarado nació el 24 de septiembre de 1994 en las alturas de Curaguara de Carangas, en el departamento de Oruro. Pasó el tiempo. Francisca contó en 2006 que Evo y ella nunca llegaron a vivir juntos y que él le destrozó el corazón al tratar de esquivar la paternidad.
“El es bien frío, no es un hombre de familia, eso nos ha distanciado”, contó aquel año.
A su hija le puso el hombre de su padre, pero en versión mujer: Eva, y le agregó otro, también corto: Liz. “Con zeta al final”, aclara esta mujer de voz pausada, pollera y trenzas largas.
El año pasado, en una entrevista en televisión, Francisca manifestó su duda: “Nunca le pregunté a Evo si le gustó el nombre de nuestra hija”.
Cuando la niña tenía cinco años, su madre denunció que Morales se negaba a reconocerla y a pasarle dinero para su manutención. Después de siete años de juicio, el 2 de octubre del 2002, la niña fue reconocida y Evo Morales se comprometió a destinar para Eva Liz 150 dólares mensuales. Una suma que, según su madre, no era suficiente.
En plena campaña electoral del 2005, el juicio que inició Francisca Alvarado intentó ser usado en contra de Evo Morales por sus opositores políticos. Pese a todo, Evo derrotó a la derecha y en diciembre de ese año resultó electo presidente de Bolivia con el 53,7% de los votos.
En 1995, cuando Eva Liz tenía poco más de un año, Francisca la llevó a la casa de Evo Morales en La Paz, para que él la conociera y para que la niña sintiera el calor paternal. Ese había sido el único contacto entre padre e hija hasta entonces.
Eva Liz sólo conocía a su papá por la televisión y, según su madre, la niña se quejaba de que Morales no la llamara para saber si estaba bien. “Cuando él llegaba a Oruro, los canales lo entrevistaban y mi hija, al verlo, decía: ‘El Evo está aquí’”.
Francisca Alvarado le echaba en cara a Evo que los derechos humanos tienen que empezar a ser practicados desde la casa, porque si no se lucha desde el núcleo familiar difícilmente se podrá pelear por otra gente. Evo parecía no escucharla.
En los 90, cuando Evo aún no era la “vedette” de muchos países de Europa, Asia, Africa y América Latina, Francisca, que entonces estaba enamorada de él, dice que la gente se daba cuenta de que Morales no leía ni los periódicos y no era un sujeto preparado para liderar a las masas. Recuerda que ella le aconsejaba, como maestra que se preocupa por su alumno más querido, que tenía que leer, que aprovechara el acceso a los libros. “Yo le hablaba de esa manera, y en algún momento él me hacía caso y leía”.
Alvarado, que salió bachiller en 1999 en Oruro y luego empezó a estudiar Derecho, actualmente es una activista política. Su última acción fue participar en la propuesta de la Ley Juana Azurduy de Padilla, cuyo objetivo de reducir los índices de mortalidad materno infantil en Bolivia.
Hay quienes creen que ese linaje de mujer luchadora de la madre ya se ve reflejado en la piel de Eva Liz, la hija. Según quienes la conocen, ella se está preparando para ser una líder juvenil y acude con esmero a varios de los actos oficiales de su papá Presidente.
Eva Liz no es hija única del Presidente. Tiene un hermano que se llama Alvaro (cuya madre es Marisol Paredes) y que también cumplirá 19 este 2013.
Esther Morales, la hermana del Presidente, el 2006 fue esquiva cuando habló de los hijos de Evo. “Me dijeron que tiene un hijo en Cochabamba (se refiere a Alvarito), pero no lo conozco a él ni a la madre”, contestó parcamente. Aseguró que nunca trató tampoco con Eva Liz, que entonces vivía en la misma ciudad que ella, en Oruro. Dijo que alguna vez la vio por las calles grises de la ciudad.
Esther ahora tiene 64 años de edad y se la suele ver cercana a Eva Liz. La última vez que se las observó juntas fue en el Congreso, en un ambiente de fiesta, mientras Evo Morales daba un discurso de cuatro horas sobre el nuevo año de gestión que cumplió el 22 de enero de este año.
Por estos días, Eva Liz está disfrutando de sus vacaciones de verano en la residencia presidencial de San Jorge de La Paz, donde vive su padre. La chica, que egresó del colegio La Salle de Oruro, vive ahora en La Paz, ya que estudia Derecho en una de las universidades de la ciudad. Ha dicho que quiere especializarse en el ámbito internacional.
Francisca Alvarado, su madre, se mueve entre La Paz y Oruro. Con conocimiento de causa dice que su hija tiene el mismo carácter de su papá.
Francisca se da cuenta de eso cuando Eva Liz toma una decisión y dice: “Esto se tiene que hacer así”. Agrega la madre: “Y cuando se enoja, es igual a su padre”.
Desde niña Eva Liz dijo lo que pensaba. Su madre recuerda que su niña nació en un proceso de lucha social, cuando la izquierda batallaba para derrotar a la derecha, y que creció con gente de comunidades campesinas, entre congresos y seminarios de formación política.
En esos escenarios, la madre humilde le enseñó a su niña a alimentarse con quinoa, ese producto altiplánico rico en nutrientes. Pero ahora que ya está más grande, a Eva Liz también le apetece darse sus gustitos. Le agrada el picante de gallina y el chairo (platos típicos del mundo andino boliviano), dice su madre, que en televisión habló también sobre otro tipo de gustos de su hija:
“Primero no le gustaban mucho mis actividades sindicales, pero ahora dice ‘qué bien mamá’. Es muy madura y me reclama que yo no debí haber tenido hijos, que debería estar luchando, porque me dice: ‘esa es tu vida mamá’”.
En su página de Facebook, Eva Liz Morales declara un solo interés personal: “el bienestar de la sociedad”.
La vida de Eva Liz dio un salto ahora que su padre es presidente. De niña criada entre gente originaria y llamas que pueblan el altiplano boliviano se convirtió en una mujercita que bailó el vals de sus 15 años con su padre Evo en 2009. Ahí se la vio lucir un vestido elegante diseñado por una reconocida modista: un vestido tono marfil que llevaba símbolos de la cruz andina.
Sobre la evolución que viene experimentando la relación entre padre e hija, Francisca Alvarado prefiere guardar silencio. En entrevistas frente a las cámaras de televisión, suele responder: “No voy a hacer muchos comentarios acerca de que esté muy cercana a su papá, porque respeto su admiración (que tiene Eva Liz de Evo Morales)”.
La joven está tan cercana al primer mandatario de Bolivia que lo acompañó hace una semana en todas las actividades extra cumbre de la Celac, incluyendo el partido de fútbol que su padre jugó en la Escuela de Carabineros en una tarde del domingo en vez de asistir a la cena oficial de la Celac en La Moneda.
“Nada de fiestas”, comentó la muchacha a la prensa local cuando le consultaron si tuvo tiempo de conocer la noche de Santiago de Chile.
De El Semanal (La Tercera/Chile), 03 de febrero de 2013 
Foto: Eva Liz Morales

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