Friday, September 21, 2012

Dictadura de Banzer aceleró el exterminio Pacahuara y el actual Gobierno lo consumó



© Wilson García Mérida
El 7 de junio del 2011,llevando al lugar donativos como lámparas solares y radio-transistores, funcionarios de la empresa EBA y representantes de la cooperación alemana visitaron la reservación Chacobo-Pacahuara en Puerto Tujuré (a 145 kilómetros de Riberalta, Beni), donde los últimos guerreros pacahuaras que fueron forzados a mestizarse con sus parientes lingüísticos chácobos, insisten en denunciar, a quien los oiga, que se encuentran en aquel lugar en contra de su voluntad y forzados durante la dictadura del general Hugo Banzer Suárez a abandonar su territorio originario que se encuentra cientos de kilómetros más al norte y sobre la frontera con el Brasil, en la provincia Federico Román de Pando.
El periodista Remberto Terrazas Pareja, comunicador de la empresa EBA, se refirió en un reporte de prensa a la familia de los esposos Bose y Buca Yacu como “los últimos pacahuaras que fueron traídos desde Río Negro en Pando”.

Un pueblo que resiste el exterminio


Bose Yacu vio cómo mataron a su padre, un jefe guerrrero pacahuara, antes de ser despojados de su territorio en Pando bajo la dictadura de Banzer.
Los Pacahura resistieron tenazmente a la evangelización durante la colonia, eran los más irreductibles entre los irreductibles. Pero el advenimiento de la República produjo un ejército masacrador al servicio de los gamonales de la goma, y de la resistencia pasiva y festiva pasaron a la resistencia del arco y la flecha para preservar dramáticamente un territorio que se les achicaba a medida que el capitalismo depredaba su cultura y su bosque.
En 1795, comisionado por el Gobernador de Moxos Miguel Zamora Treviño, el padre Francisco Javier Negrete llegó a este “país pacaguara” que contaba con miles de habitantes “caripunas” ocupando más de la mitad del territorio dentro el actual norte amazónico de Bolivia.
El sabio d’Orbigny alcanzó a verlos en su travesía sin fin, vagando nómadas con el septo nasal atravesado por tacuaras y plumas y tembetas en los labios; los contó por millares, dispersos a lo largo y ancho de la selva lindante con los llanos de Mojos, en la confluencia de los ríos Negro, Beni y Mamoré.
En los albores del siglo XX sostuvieron una sangrienta querella con Nicolás Suárez y su familia, que los despojó de su territorio asesinándolos y cortándoles las orejas para quedarse con la goma y las maderas preciosas. Guayaramerìn y Cachuela Esperanza fueron los primeros desmembramientos del suelo Pacahuara. Pero no fue sino hasta el advenimiento de la dictadura militar de Banzer cuando esta nación fue despojada de su pródigo territorio.
Jamás los Pacahuara se habían resignado a abandonar definitivamente su territorio originario en la provincia Federico Román de Pando, a orillas de su entrañable Río Negro que les señalaba su ruta nómada. En toda la cuenca amazónica desde Colombia al Perú y Ecuador, pasando por Brasil y Bolivia, los ríos de aguas negras, al igual que las cachuelas, son inconmesurable fuente de vida y de vastas riquezas naturales.

El Destierro Pacahuara por obra de Banzer


Bose y Buca Yacu, la pareja pacahuara que fue sacada en su niñez de su territorio en Pando para vivir exiliados en una comunidad chacoba del Beni.
El destierro etnicida se desató en 1974 cuando paramilitares y siringueros ligados a la dictadura de Banzer, en combinación con sicarios brasileños, asesinaron a los principales líderes Pacahuara, entre ellos el padre de Bosé Yacu, porque se negaban a permitir la explotación de los valiosos recursos naturales de esa zona. Los sobrevivientes de la matanza, todavía niños, fueron trasladados en una avioneta a Puerto Tujuré por misioneros evangelistas norteamericanos del Instituto Lunguístico de Verano (ILV), con el manido pretexto de “salvarles la vida”.
De acuerdo al relato de Villar, Córdoba y Combés, en el libro “La Reducción Imposible”, los esposos Gilbert y Marian Prost, misioneros norteamericanos del ILV, habían logrado reducir desde 1955 a varios grupos dispersos y nómadas de indígenas Chacobo, logrando constituir hasta mediados de los setenta “dos grandes concentraciones de chacobos”, una sobre el rio Yata y otra sobre el río Benicito, cerca a Riberalta. “Pronto”, afirman los investigadores, “se suma más al norte, el Puerto Tujuré, un pequeño grupo de pacaguaras —un hombre casado con sus dos hermanas y sus respectivos hijos— al borde de la extinción, debido a las epidemias y los conflictos con los caucheros, que son contactados en la margen izquierda del rìo Negro (Pando, nr) por el misionero Guy East, el mismo Prost y los chacobos Paë Durán y Caco Morán”.
La periodista Gisela López Rivas, de El Deber, entrevistó en agosto del 2004 al chacobo Caco Morán, quien recordó que el “hospedaje” a los sobrevivientes Pacahuara en Puerto Tujuré, en 1974, fue gestionado por los misioneros norteamericanos. “Esa vez, los Chacobo se pusieron de acuerdo con los gringos para aceptarlos a los Pacahuara”, recordó el anciano chacobo, Morán.

Buca Yacu, el último jefe pacahuara, desterrado al Beni por Banzer, que intentó volver con su diezmado pueblo a su territorio en Pando; el actual Gobierno se lo impidió.
El “hombre casado con sus dos hermanas y sus respectivos hijos” era el padre de Buca Yacu, aquel sobreviviente Pacahuara que intentó volver en el 2009 de Puerto Tujuré a su territorio originario sobre el Río Negro de Pando, actualmente ocupado por una empresa maderera que detenta una concesión de 220.000 hectáreas. Remberto Terrazas informó que Buca Yacu relataba las circunstancias en que mataron al padre de su esposa Bose (o Busi) y a todos los de su pueblo: “Mi padre murió aquí, nosotros llegamos pequeños a este lugar. A su padre de Busi lo mataron”.
Sacando partida del pavor que les impusieron los empresarios banzeristas en el bosque invadido, los misioneros del ILV convencieron a los Pacahuara que sobrevivieron a la masacre, con engaños, para ser “relocalizados” en tierras chacobas del Beni, en Alto Ivón.
Desde entonces el territorio originario de los Pacahuara en la provincia Federico Román de Pando se convirtió en una propiedad privada forestal que fue sucesivamente transferida, en las tres décadas transcurridas desde el exterminio Pachauara por obra de Banzer, a diferentes empresas madereras, hasta llegar a Mabet, cuya concesión fue “saneada” por el actual gobierno de Evo Morales, consolidando el despojo y contraviniendo el precepto constitucional que prioriza los derechos territoriales de los pueblos originarios, que en este caso debió implicar la restitución de ese territorio en favor de los sobrevivientes Pacahuara, cuya población en un destierro de más de 30 años se redujo drásticamente, hasta contar actualmente con no más de 20 miembros.

¿Un Estado Plurinacional Banzerista?


El dictador Banzer durante una de sus frecuentes “visitas” a Pando, a mediados de los setenta.
Los Pacahuara creyeron que el momento de retornar a su territorio natal en ese punto paradisiaco de la biósfera, después de 37 años de un exilio forzado, había llegado con el advenimiento del Estado Plurinacional. Mas no sospecharon que instituciones como el Instituto Nacional de Reforma Agraria (Inra) y la Autoridad de Fiscalización de Bosques y Tropicales (ABT), así como el Viceministerio de Tierras, se habían esmerado en consolidar la concesión de ese pródigo territorio a favor de una empresa maderera, durante el proceso de saneamiento de tierras en el 2008.

Bose Yacu, la niña guerrera pacahuara, todavía habitando su territorio en Pando, donde vio morir a su padre asesinado en la dictadura.
Tras aquel saneamiento que legaliza y consolida el despojo del territorio indígena a favor de concesiones madereras que le deben su negocio al exterminio étnico desatado por la dictadura de Banzer, el actual gobierno del presidente Evo Morales niega rotundamente toda posibilidad de vida Pacahuara en el Río Negro, no hay posibilidad alguna de que los Pacahuara retornen a Pando.
Para Alejandro Almaraz, quien ejercía el cargo de Viceministro de Tierras, encargado de emitir los certificados de saneamiento de tierras en el 2008, los Pacahuara no necesitan más territorio que las parcelas que comparten con los Chacobo en Puerto Tujuré, y que posibles intentos de retornar a Pando son improbables al no ser vistos los grupos de pacahuaras nómadas que merodean por las concesiones madereras en la provincia Federico Román. “Pese a los esfuerzos de organizaciones indígenas, académicas, otras personas de buena voluntad y el propio Estado, los datos sobre la presencia de estas parcialidades en el país, y su ubicación geográfica, son escasos y poco sólidos, sin llegar a otorgar certezas”, sostuvo Almaraz.

Bose Yacu en Puerto Tujuré, Beni, a donde “Ademaf” le llevó de regalo un radio transistor, pasando por alto su exigencia de que le devuelvan su territorio.
Debido a esa supuesta ambigüedad existencial (casi surrealista) argüída por el ex Viceministro, la nación Pacahuara no tuvo la suerte de ser beneficiada con su inalienable derecho territorial durante el proceso de Saneamiento en Pando (que concluyó en el 2008 bajo la dirección de este ex funcionario), motivo por el cual el Viceministerio de Tierras, el Inra y la ABT, cumpliendo instrucciones emanadas desde el Ministerio de la Presidencia, determinaron consolidar cuatro concesiones forestales que suman más de 220.000 hectáreas en favor de la empresa maderera Mabet, la cual realiza sus operaciones de explotación del bosque sobre la zona de los ríos Negro y Pacahuara, exactamente el área que hasta antes de la dictadura militar de Banzer, en los años 70, era ocupada como hábitat natural por la etnia Pacahuara, hoy irremediablemente desterrada en el Beni.
Más allá de explicar con simpleza y claridad cómo es que los encargados estatales de la administración de tierras y territorios permitieron que un delito etnocida que se inició en la dictadura de Banzer (cometiéndose crímenes de lesa Humanidad como fueron los asesinatos a los jefes Pacahuara que resistían el avasallamiento maderero) termine consolidándose en los albores del Estado Plurinacional, el Gobierno del presidente Evo Morales se enreda en recurrentes contradicciones al reconocer que “es cierto que una parte importante del departamento de Pando corresponde al territorio histórico y ancestral del pueblo Pacahuara”;pero al mismo tiempo pasa por alto el precepto constitucional que pone por encima de los intereses empresariales los derechos de los pueblos indígena originarios en peligro de extinción, y la obligación inexcusable de las autoridades de brindarles protección y respeto a sus territorios ancestrales.

Profanando un derecho territorial indígena


Bose Yacu, la última heroina Pacahuara; después de ella quedará extinguida una de las 36 naciones constitucionales del Estado Plurinacional de Bolivia.
El primer derecho de concesión fue otorgado a empresarios madereros por el Estado boliviano en julio de 1997 (a inicios del gobierno civil de Hugo Banzer Suárez), por un periodo de “40 años prorrogables”. Las concesiones madereras operan sobre un territorio declarado desde la dictadura de Banzer como  Reserva Fiscal Disponible, desconociendo su carácter de territorio indígena como fue desde los tiempos ancestrales. Curiosamente, el actual gobierno de Evo Morales ratificó la declaratoria de Reserva Fiscal Disponible, dejando abierto este territorio para su entrega como concesión maderera. Este territorio debió ser adecuadamente preservado por el Estado Plurinacional para sus antiguos dueños originarios como una Reserva Fiscal No Disponible, es decir como un Parque Nacional, como un Santuario Pacahuara.
La concesión maderera a Mabet en territorio Pacahuara, y la actual Ley Forestal que legitima esa presencia extractiva en el bosque indígena, vulneran el artículo 33 de la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia, que estipula:
  1. Las naciones y pueblos indígena originarios en peligro de extinción, en situación de aislamiento voluntario y no contactados, serán protegidos y respetados en sus formas de vida individual y colectiva.
  2. Las naciones y pueblos indígenas en aislamiento y no contactados gozan del derecho a mantenerse en esa condición, a la delimitación y consolidación legal del territorio que ocupan y habitan.
En vez de revertir una política devastadora que data desde las épocas de la dictadura banzerista, los funcionarios del actual régimen “aprovecharon” el exilio forzado que sufrieron los Pacahuara desde los años 70, para favorecer a una empresa maderera que explota los recursos forestales de la zona siguiendo los criterios dictados por la ONG “certificadora” Rainforest Alliance, socia de Usaid dentro un programa financiado por esta agencia norteamericana denominado “Iniciativa para la Conservación en la Amazonía Andina”.
Fuente: Sol de Pando (Pando), 21/08/2012

Foto: Una niña Pacahuara que fue “trasladada” contra su voluntad al Beni, desde su territorio originario en Pando, durante la dictadura de Banzer, en 1974, desatándose un impune etnocidio que sigue en curso.

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