Thursday, April 12, 2012

Dostoyevski por André Gide


Magda Díaz y Morales

Hace unos días fuí a una librería de viejo y encontré un libro que reúne a dos grandes autores: André Gide y Dostoyevski. Se trata de Dostoyevski por André Gide. Artículos y charlas, Trad. de Nicole Vaïsse y Octavio Torija (México: Universidad Autónoma de Tlaxcala, 1987).

Gide nos aclara al inicio que no es de la obra completa del escritor ruso de la que hablará en este libro, sino de su último libro publicado por el Mercure de France en febrero de 1908, la Correspondencia. En aquellos momentos la figura de Tolstoi era enorme, y detrás de "este gigante reaparece y crece Dostoyevski": "Es él, la cima aún semioculta, es él y no Tolstoi a quien es necesario nombrar junto a Ibsen y a Nietzsche; tan grande como ellos y quizá el más importante de los tres". Quince años antes, un tal señor Vogüe, "quien tuvo la nobleza de aportar a Francia en la bandeja de plata de su elocuencia las llaves de hierro de la literatura rusa", pide disculpas al lector y reconocía, al llegar a Dostoyevski, que "lo invadía la desesperación al tratar de explicar aquel mundo al nuestro". Vogüe, prevenía al lector, "-quien forzosamente debía confiar en su palabra, pues en esa época aun casi nada se había traducido-", que con Crimen y castigo "el talento de Dostoyevski había terminado de crecer; que daría grandes aletazos pero girando en un círculo de niebla, en un cielo cada vez más convulso", no hablaba ni de El eterno marido ("que el fino letrado Marcel Schwob consideraba la obra maestra de Dostoyevski") ni de los Apuntes del subsuelo y escribía:

No he hablado de una novela titulada El adolescente, muy inferior a sus mayores. Tampoco me detendré en Los hermanos Karamazov; según opinión general, muy pocos rusos han tenido el valor de leer hasta el final esta interminable historia. Mi deber tendría que limitarse a llamar la atención sobre el escritor, célebre allá y casi desconocido aquí, a señalar en su obra las tres partes (?) que mejor muestran los distintos aspectos de su talento: son Pobres gentes, Memoria de la casa de los muertos, Crimen y castigo.
A todo esto señala Gide que no sabemos muy bien qué debe prevalecer aquí, "si el reconocimiento, porque, es cierto, fue el primero en hablarnos de él, -o la irritación porque nos presenta, y parecería que a regañadientes, a través de su evidente buena voluntad, una imagen deplorablemente reducida, incompleta y por eso mismo falseada de ese extraordinario genio; queda la duda, si el autor de la Novela rusa ayudó a Dostoyevski a llamar la atención sobre él, o lo perjudicó al limitar esta atención a tres de sus libros, ciertamente admirables ya, pero no de los más significativos y será precisamente a partir de ellos que nuestra admiración se desarrollará plenamente. Tal vez, en efecto, para una inteligencia frívola, Dostoyevski no es fácil de retener o penetrar a la primera lectura". Apunta Vogüe:

No brinda descanso, cansa, como los caballos de pura sangre constantemente activos; añádale usted la necesidad de ubicarse... resulta para el lector un esfuerzo de atención... un cansancio moral..."
Y Gide, entre sorprendido y molesto, expresa: "La gente de mundo, hace treinta años, decía lo mismo de los últimos cuartetos de Beethoven ("Lo que se entiende demasiado rápidamente, no dura mucho", dice Dostoyevski en una de sus cartas)".

En este libro, muy recomendable, leemos las causas sutiles que el escritor francés encuentra de todo esto, y lo hace a través del estudio de la correspondencia del escritor ruso. Es un estudio profundo tanto del escritor como de su obra, y nada más y nada menos que en palabras de André Gide.

De Apostillas literarias, 2006

Imagen: Fedor Dostoievski

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