Sunday, January 8, 2012

GRATITUDES/BAÚL DE MAGO


Roberto Burgos Cantor

Es la segunda ocasión en que nuestro Director me concede licencia para referirme a expresiones públicas en las cuales me veo comprometido. La primera fue para responder a mi maestra, Ana Elvira Román de García, quien publicó una conmovedora nota sobre éste su alumno de los años lejanos y presentes del jardín Montessori. A su sensibilidad, a su manera de transmitir la devoción por la música, el teatro, los disfraces, al patio misterioso de bongas, mangos y tamarindos, a no separar a las niñas de los niños, deben mucho mi vocación, o mi terquedad de escritor.
Y ahora en que agradezco el gesto, inesperado para mi, con el cual la alcaldesa María Mulata concluyó los actos del bicentenario y su mandato. Estar en una lista de personas que por diferentes motivos hacen el imaginario de una villa donde todavía conviven las brujas, los piratas, los inquisidores, las tribulaciones de la fe y los delirios del hambre, peloteros y boxeadores, maestros, investigadores de la historia y de la economía, pintores y músicos, misioneras, compromete un vínculo de amor con un territorio y sus seres que se convirtieron en morada del alma.
Este generoso reconocimiento me hizo pensar en lo caprichoso y en veces contradictorio de las repeticiones acuñadas. Así: la justicia por casa entra; nadie es profeta en su tierra. Ambas, como la mayoría de las sentencias extendieron su sentido originario, entonces exacto.
Pero la alcaldesa María Mulata fue perspicaz en la oportunidad. Exaltar al despedirse. Ese momento en que la autoridad se despoja del poder y retorna, satisfecha o desconsolada, a la condición de intemperie en que la mayoría asumimos el destino.
Ese acto de oportunidad implica delicadeza del gobernante. Aparta a los elegidos del ámbito de sospecha y controversia que por intolerancia y fracasos, impunidad y pillaje, han terminado por rodear a la gestión pública. La caspa que cubre sus actos y obliga a sacudirla.
Es probable que sea de pésima educación considerar los actos del gobernante y discutir su legitimidad. En esta discusión también actuó con el vuelo natural de las brujas la alcaldesa. Ejerció en representación del pueblo que la eligió, de las miles de mujeres que caminaron bajo la lluvia para depositar su voto por ella. Y así Pambelé y Valdez, el Tuerto López y Germán Espinosa, los investigadores de la pobreza del Banco de la República, Morón el de los goles y el de las sentencias, la universidad que fundó Simón Bolívar y yo, recibimos su mención con la conciencia de la otra sentencia: no sólo de pan vive el hombre. Y es esta vida por la que claman hoy millones de colombianos.
Cada quien responde de sus actos. Por curioso y entrometido conocí los esfuerzo de Gina Ruz y de Irina Junieles, ambas inspiradas en el entusiasmo místico de Jorge García Usta, y radicales en el esfuerzo de hacer huella al andar. Que María Mulata impulsara las compuertas de la cultura con jóvenes como ella es digno de encomio.
A mi como a tantos que guardamos en los hoyos del cangrejo a nuestros muertos, ancla de memoria, apenas nos resta decir: gracias María Mulata y en el vuelo que sigue usa más tu pico que tus alas. Buen viento.

De El Universal (Cartagena de Indias), enero 2012

Imagen: Raymond Pettibon, 1987

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